Versos:
"Teofilo fue quemado en Quíos, encontrando la amistad con Dios - ¡Oh el buen designio!"
Teófilo nació en Zakintos (Zante) en 1617. Era marinero de profesión. Durante un viaje tuvo una disputa con el capitán del barco, quien actuó de una manera muy irrespetuosa. Cuando el barco llegó a la isla de Quíos, su destino y la isla de origen del capitán, Teofilo dejó su servicio. En ese momento, un cierto turco que habia se allí se ofreció para llevarlo a bordo de su propio barco. Sin embargo, como el hombre era musulmán, Teófilo no quería trabajar para él ni tener nada que ver con él. El turco era persistente, y no aceptaba un "no" por respuesta. Cuando Teófilo se resistió, el turco no tuvo otro recurso sino acudir a las calumnias. Comenzó a acusarlo de usar un fez turco, un tipo de sombrero que estaba prohibido para los cristianos.
"Teofilo fue quemado en Quíos, encontrando la amistad con Dios - ¡Oh el buen designio!"
Teófilo nació en Zakintos (Zante) en 1617. Era marinero de profesión. Durante un viaje tuvo una disputa con el capitán del barco, quien actuó de una manera muy irrespetuosa. Cuando el barco llegó a la isla de Quíos, su destino y la isla de origen del capitán, Teofilo dejó su servicio. En ese momento, un cierto turco que habia se allí se ofreció para llevarlo a bordo de su propio barco. Sin embargo, como el hombre era musulmán, Teófilo no quería trabajar para él ni tener nada que ver con él. El turco era persistente, y no aceptaba un "no" por respuesta. Cuando Teófilo se resistió, el turco no tuvo otro recurso sino acudir a las calumnias. Comenzó a acusarlo de usar un fez turco, un tipo de sombrero que estaba prohibido para los cristianos.
Luego, junto a otros, los turcos le golpearon y le arrastraron hasta las autoridades turcas. Ante el juez, presentaron su falso testimonio de que había estado usando un fez y por eso exigieron que se convirtiera en musulmán.
Habiendo escuchado estas acusaciones el juez, Teófilo no permitió ser movido de su fe en Cristo. El procedimiento habitual fue seguido por las autoridades: primero, tentarlo con halagos y promesas de recompensa, y luego, si eso no funcionaba, amenazarlo con duros castigos y muerte. En respuesta a todo esto, Teófilo voceó: "!Nunca negaré a mi Cristo. En él creo, y a él confieso!".
A pesar de su fracaso por convertirlo, Teófilo fue circuncidado a la fuerza (el signo de la membresía islámica), lo cual está en contra de la ley islámica, y luego se decidió enviarlo a Constantinopla como un "regalo" para el sultán, porque era muy guapo y con tan solo 18 años.
Habiendo escuchado estas acusaciones el juez, Teófilo no permitió ser movido de su fe en Cristo. El procedimiento habitual fue seguido por las autoridades: primero, tentarlo con halagos y promesas de recompensa, y luego, si eso no funcionaba, amenazarlo con duros castigos y muerte. En respuesta a todo esto, Teófilo voceó: "!Nunca negaré a mi Cristo. En él creo, y a él confieso!".
A pesar de su fracaso por convertirlo, Teófilo fue circuncidado a la fuerza (el signo de la membresía islámica), lo cual está en contra de la ley islámica, y luego se decidió enviarlo a Constantinopla como un "regalo" para el sultán, porque era muy guapo y con tan solo 18 años.
Su plan fue abortado, sin embargo, porque Teófilo, que no deseaba ser una objeto de juego del Sultán, escapó esa noche durante uno de los tiempos de oración musulmanes.
Se escondió durante tres días y tres noches mientras lo buscaban, pero no tenía comida y tenía mucha hambre. Fue a la casa del capitán del que se había separado, quien le dio comida. Luego se escondió en una iglesia hasta que pudo escapar de la isla y tomó un bote que iba a la isla de Samos, donde se quedó por un tiempo. Al no poder permanecer allí, regresó a Quíos y a su ex-capitán, pero muy rápidamente fue reconocido por aquellos turcos que lo habían acusado. Lo arrestaron y lo llevaron nuevamente ante el juez turco.
Se escondió durante tres días y tres noches mientras lo buscaban, pero no tenía comida y tenía mucha hambre. Fue a la casa del capitán del que se había separado, quien le dio comida. Luego se escondió en una iglesia hasta que pudo escapar de la isla y tomó un bote que iba a la isla de Samos, donde se quedó por un tiempo. Al no poder permanecer allí, regresó a Quíos y a su ex-capitán, pero muy rápidamente fue reconocido por aquellos turcos que lo habían acusado. Lo arrestaron y lo llevaron nuevamente ante el juez turco.
Después de numerosas audiencias en la corte, y numerosas golpizas y torturas, porque Teófilo no se convertiría al Islam (de lo que sus acusadores ahora afirmaban que había sido miembro y que había abandonado, recordando que lo habían circuncidado), el juez lo condenó a muerte, ordenanendo quemarle vivo.
Los turcos llevaron a Teófilo a un lugar frente a la Iglesia de San Jorge el Gran Mártir y encendieron una gran hoguera. En su crueldad, lo obligaron a cargar la madera, a encender una pieza y llevarla a lo alto, dentro del montón. Dicen que el fuego era tan alto y ardía tan brillante que se podía ver su camino a la ciudad de Quíos a la luz del atardecer.
Al entrar en las llamas por su propia voluntad, Teófilo comenzó a cantar en medio de ellos: "Oh Dios de nuestros padres, bendito seas..." Luego, haciendo la señal de la cruz, oró y voceó: "¡En tus manos, mi Cristo, encomiendo mi alma!". Y entregó su alma en las manos de Dios, recibiendo la corona del martirio el 24 de julio de 1635.
Ahora, Dios que glorifica a quienes lo glorifican a Él, honró al mártir no solo en el cielo sino también en la tierra. Porque ante la destrucción de su carne, una fuerte y maravillosa fragancia emanó del fuego para la tranquilidad de los cristianos y la incomodidad de los musulmanes al ver su final.
Ahora, Dios que glorifica a quienes lo glorifican a Él, honró al mártir no solo en el cielo sino también en la tierra. Porque ante la destrucción de su carne, una fuerte y maravillosa fragancia emanó del fuego para la tranquilidad de los cristianos y la incomodidad de los musulmanes al ver su final.
Entonces, para enmascarar la fragancia y para deshonrar al mártir cuya vida acababan de quitar, los turcos lanzaron un cerdo al fuego para que el aire apestara a carne quemada en lugar de los fragantes restos del confesor de Cristo. Pero su intento fue en vano. Tan pronto como las llamas tocaron los pies atados del cerdo, este escapó y salió corriendo. El fuego continuó quemando su dulce incienso hacia Cristo resucitado, y Teófilos se unió a la innumerable hueste de mártires de Cristo.
Las santos restos restantes de San Teófilo fueron comprados por los cristianos por una cantidad considerable de dinero y colocados en la Iglesia del Gran Mártir Jorge en Quíos, donde son veneradas por los fieles y obran muchos milagros. Su servicio y martirio fueron compilados por el teólogo y médico griego del siglo XVII de Quíos, George Koresios.
Las santos restos restantes de San Teófilo fueron comprados por los cristianos por una cantidad considerable de dinero y colocados en la Iglesia del Gran Mártir Jorge en Quíos, donde son veneradas por los fieles y obran muchos milagros. Su servicio y martirio fueron compilados por el teólogo y médico griego del siglo XVII de Quíos, George Koresios.
Apolitiquio tono 1º
Confesaste valientemente al Dios encarnado, escupió sobre las enseñanzas incrédulas de los agarenos. Fuiste quemado por ellos con fuego, esparciendo fragancia a través de la tierra, oh tres veces bendito Teófilo, el verdadero amigo de Dios. Alégrate, pues, neomártir de Cristo. Alégrate, presume de la Iglesia. Alégrate, descendencia de Zákintos y el adorno de Quíos.
Fuentes comsultadas: saint.gr, diakonima.gr, synaxarion.gr