domingo, 24 de noviembre de 2024

Hieromártir Clemente, Obispo de Roma (+101)

Versos:
"Clemente es lanzado a las profundidades como un ancla, y está presente con Cristo, el ancla del esjatos*".

Clemente nació en Roma. Hijo de Fausto y Matzidías, era un aristócrata romano de ascendencia real y contemporáneo de los santos apóstoles. Su madre y sus dos hermanos, que viajaban por el mar, fueron llevados por una tormenta a diferentes lugares. Luego, su padre fue a buscar a su esposa y sus dos hijos y también se perdió.
Clemente, que estudió todas las ciencias de la educación helena, entonces tenía veinticuatro años. Se dirigió al este para buscar a sus padres y hermanos. En Alejandría, conoció al apóstol Bernabé y, luego se unió al apóstol Pedro, a quien sus dos hermanos, Faustino y Faustiniano, ya habían seguido. Aprendió de él la fe verdadera y el conocimiento de Dios, con lo que se convirtió en un cálido predicador del Evangelio, colaborando en la escritura de varios libros. 
 
 
 
 
 




 
Por la providencia de Dios, el apóstol Pedro se encontró con la madre de Clemente como una mendiga anciana y luego también con su padre. Así, toda la familia se unió y todos regresaron a Roma como cristianos. Clemente no se separó del gran apóstol, quien lo nombró obispo antes de su muerte.
Después de la muerte de Pedro por el martirio, el obispo de Roma fue Lino, luego Cleto (Anacleto, en gr. “Ανέγκλητο”, [Anégklito]), ambos por un corto tiempo, y luego Clemente, sobre el año 92 d.C. 
Clemente gobernó la Iglesia de Dios con ardiente celo y día a día traía una gran cantidad de incrédulos a la fe de Cristo. Además, ordenó a siete escribas que escribieran las vidas de los mártires cristianos que, en ese momento, sufrieron por su Señor. 








El emperador Trajano lo desterró a Jersón**, donde Clemente encontró a unos dos mil cristianos exiliados. Todos estaban ocupados con el difícil trabajo de cortar piedras en un lugar árido. Los cristianos recibieron a Clemente con gran alegría y él fue una fuente viva de consuelo para ellos. Con su oración, sacó agua del suelo y convirtió a tantos de los residentes incrédulos al cristianismo que, en un año, se construyeron setenta y cinco iglesias en ese lugar. Con el fin de no difundir más la fe de Cristo, Clemente fue condenado a muerte y ahogado en el mar con un ancla colgada del cuello en el año 101 d.C. Sus reliquias milagrosas fueron retiradas del mar solo en tiempos de los santos Cirilo y Metodio.








Clemente no fue sólo sabio en su formación gramatical, sino que perteneció a aquellos que el divino Pablo nombró "sabios para el bien, e ingenuos para el mal" (Rom. 16,19). Realizar el bien por lo tanto, y al mismo tiempo no colaborar con ningún mal.
Partes de su cráneo se encuentran en la Laura (tipo de Monasterio) de las Cuevas de Kiev, en el Monasterio de Inkerman Sebastopol Crimea y en la basílica romano católica de San Pedro de Roma. Partes de las Sagradas Reliquias del Santo se encuentran en el Santo Monasterio de Petraki, en Atenas.








El martirio y las reliquias de San Clemente de Roma

San Clemente de Roma fue uno de los primeros obispos de Roma nombrados por San Pedro Apóstol en el siglo I, y es considerado el primer Padre Apostólico de la Iglesia.

Según la tradición cristiana primitiva, Clemente fue desterrado de Roma al Quersoneso durante el reinado del emperador Trajano y se puso a trabajar en una cantera de piedra. Al encontrar a su llegada que los prisioneros sufrían de falta de agua, se arrodilló en oración. Al mirar hacia arriba, vio un cordero en una colina, fue hacia donde había estado el cordero y golpeó el suelo con su pico, soltando un chorro de agua clara. 







Este milagro resultó en la conversión de un gran número de paganos locales y sus compañeros de prisión al cristianismo. Como castigo, San Clemente fue martirizado al ser atado a un ancla y arrojado desde un barco al Mar Negro. Según los primeros relatos, la marea retrocedería cada año en dos millas (3,2 km.), revelando un santuario divinamente construido que contenía los huesos del mártir.







El monasterio de la cueva de Inkerman marca el supuesto lugar del entierro de Clemente en Crimea. Un año o dos antes de su propia muerte en 869, San Cirilo trajo a Roma lo que él creía que eran las reliquias de San Clemente, huesos que encontró en Crimea enterrados con un ancla en tierra firme. Fueron depositados por Adriano II junto con los de San Ignacio de Antioquía en el altar mayor de la Basílica de San Clemente. Otras reliquias de San Clemente, incluida su cabeza, son reclamadas por el Monasterio de las Cuevas de Kiev en Ucrania.



Monasterio de la cueva de Inkerman

El Monasterio de San Clemente de Inkerman es un monasterio de cuevas en un acantilado que se eleva cerca de la desembocadura del Río Negro, en la ciudad de Inkerman, administrado como parte del puerto marítimo de Sebastopol. Fue fundado en 1850 en el sitio de un monasterio bizantino medieval donde supuestamente se guardaban las reliquias de San Clemente antes de su traslado a San Clemente por los Santos Cirilo y Metodio. 








Se supone que los primeros cristianos guardaron las reliquias en una gruta que solo se podía visitar en el aniversario de su muerte. William Rubruck la describió como una iglesia "construida por manos de ángeles".

El monasterio bizantino, probablemente fundado en el siglo VIII por iconófilos que huían de la persecución en su tierra natal, tenía ocho capillas de varios pisos y una posada a la que se accede por una escalera. Las cuevas de Inkerman fueron inspeccionadas por Peter Simon Pallas en 1793 y saqueadas por los británicos en la década de 1850. 







Los rusos agregaron dos iglesias, en conmemoración del Incidente de Borki (1895) y la Guerra de Crimea (1905). El monasterio fue dañado por el terremoto de Crimea de 1927 y se cerró entre 1931 y 1991. Durante la Segunda Guerra Mundial, las cuevas albergaron a los oficiales de un ejército soviético que defendía Sebastopol. Los soviéticos derribaron varias iglesias.










REFLEXIÓN

Muchos paganos eruditos entraron a la Iglesia de Cristo y fueron bautizados precisamente porque la Iglesia predicaba la vida inmortal como un hecho comprobado y no como una especulación de la razón humana. San Clemente de Roma había estudiado toda la filosofía griega, pero su alma seguía insatisfecha y vacía. Como joven de veinticuatro años, deseaba saber con toda su alma si había otra vida mejor que esta. La filosofía solo le dio los pensamientos de varios hombres, pero no una prueba real. Lloró por sus padres y hermanos perdidos y fue atormentado constantemente por no saber si podría verlos en alguna otra vida.








El Dios que todo lo ve dirigió sus pasos y se encontró con un hombre que le habló de los cristianos y de su creencia en la vida más allá de la tumba. Esto conmovió tanto al joven Clemente que inmediatamente se mudó de Roma a Judea para que allí, en la cuna de la propia fe cristiana, pudiera llegar a un conocimiento mayor sobre la vida más allá de la tumba.  







Cuando escuchó la predicación del apóstol Pedro, basada completamente en la Resurrección de Cristo de los muertos, Clemente despreció las conjeturas de la filosofía y sinceramente adoptó la fe cristiana. Fue bautizado y se dedicó totalmente al servicio de la Iglesia de Dios. Como era entonces, así es hoy: el que tiene una fuerte fe en el Cristo resucitado y un claro conocimiento de la vida más allá de la muerte y el juicio, fácilmente decide pagar el precio de entrada a esa vida; es decir, el cumplimiento de todos los mandamientos de Dios. 
 
 
Sobre los “logos de Cristo”, de San Clemente de Roma.
 
De las Homilías sobre el Apocalipsis, por el Yérontas Atanasio Mitilineos +
 
Clemente de Roma nos salvaguarda los llamados “logos de Cristo”, aquellos que están fuera del Nuevo Testamento, y se salvaguardaron por la Parádosi-Tradición. Os leo y os haré sólo un pequeño comentario, está en su 2ª epístola a los Corintios en el párrafo 12: “Cuando el Señor fue preguntado por uno, cuándo vendrá Su reinado de la Realeza increada, respondió: Cuando las dos se hagan uno, y cuando lo fuera está como lo de dentro… Las dos serán uno, cuando decimos sin hipocresía la verdad, y será una psique (alma) en dos cuerpos; lo fuera será como lo de dentro. 
 
 
 
 


 
 
 
Y con lo de dentro da a entender la psique y con lo de fuera el cuerpo. Por tanto, de esta manera que es visible el cuerpo así también será visible y clara también la psique en las buenas obras.” Que nos comportemos y hablemos verdaderamente a tal grado que sea como si no hubiese una psique en dos cuerpos. Lo que uno diga que lo crea el otro, y lo que diga el otro lo crea uno, que sea una psique en muchas cosas. Lo que eres de dentro que seas también de afuera, que no exista la hipocresía. Entonces viene la Realeza increada de Dios; es decir, entonces se instala en el hombre la Realeza increada de Dios, cuando el hombre es un hombre honesto, correcto y recto. 
 

NOTA:
 
* Ésjatos (del gr. "Ἐσχατος"): referente a las últimas realidades o acontecimientos
 
** Jersón, del gr. “Χερσών”, antigua ciudad del s. VI ubicada al sur del golfo de Sebastopol, al sur de la Península de Crimea.
 
 
 





 
Έτερον Ἀπολυτίκιον. Ἦχος γ’. Τὴν ὡραιότητα. 
 
Tῆς θείας γνώσεως εὔσημοι σάλπιγγες καὶ τῶν τῆς πίστεως θεσμῶν ἐκφάντωρες ἱερομάρτυρες Χριστοῦ ἐδείχθητε τοῖς ἐν κόσμῳ, Κλήμη παναοίδιμε, τῆς ζωῆς κλῆμα εὔκαρπον καὶ Πέτρε θεόσοφε, εὐσεβῶν πέτρα ἄρρηκτε· διὸ ὡς τῶν ἀρρήτων ἐπόπται, ῥύσασθαι πάσης ἡμᾶς βλάβης.

Himno de despedida tono 3º. Por la hermosura.

Fuiste presentado como trompetista del conocimiento divino, y revelador de las ordenanzas de la fe, Clemente, fructífera vid de vida, y Pedro, roca firme de los fieles. Como ustedes son videntes de misterios inefables, libérennos de todo daño.
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος δ’. Ἐπεφάνης σήμερον.
 
Ἐκκλησίας ἄσειστοι, καὶ θεῖοι πύργοι, εὐσεβείας ἔνθεοι, στῦλοι ὡς ὄντες κραταιοί, Κλήμη σὺν Πέτρω πανεύφημοι, ὑμῶν πρεσβείαις, φρουρεῖτε τοὺς ἅπαντας.


Condaquio tono 4º. Te has aparecido hoy.

Pilares divinos inquebrantables de la Iglesia, pilares de piedad inspirados en Dios y poderosos: los alabamos, Clemente y Pedro, protegednos a todos con vuestras intercesiones.






Fuentes consultadas: saint.gr, synaxarion.gr, diakonima.gr
  

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