Santa María de Palestina es única entre los santos por el hecho de que ella se alejó, a propósito, de la compañía de los hombres con el fin de evitar ser causa de tentación para ellos.
Lectora de los Salmos en la Iglesia de la Resurrección durante los primeros años del Siglo Sexto, Santa María era una muy bella mujer, física y espiritualmente.
También era muy perspicaz en lo que a los hombres se refiere. Con el pleno conocimiento de que su belleza podría ser causa de tentación para ellos dejó la gran ciudad y huyó hacia el desierto de Souza, alrededor del año 505 de Nuestro Señor. Ahí vivió por más de 18 años en una dieta que consistía en sólo frijoles y agua.
Caminaba día tras día por los alrededores de una colina asolada por los vientos, la arena y la maleza espinosa. A pesar de ello nunca se quejó de este rígido y austero estilo de vida, sino que por el contrario continuó dando gracias a Dios Todopoderoso por permitirle alabarlo continuamente de esta manera ascética.
Para el tiempo en que Santa María murió, alrededor del año 520, ya era una figura legendaria a través de toda Tierra Santa. Una vez que varios de los discípulos de San Ciriaco se enteraron de su muerte, peregrinos del desierto ellos mismos, recuperaron su cuerpo y le dieron un reverente y digno entierro en uno de los lugares favoritos que ella usaba para retirarse en el desierto.
Cuán bien nos enseña Santa María de Palestina la manera de evitar todo tipo de orgullo referido a la belleza física. Conocedora de que el cuerpo se deteriora muy pronto –junto con nuestros encantos físicos- dedicó su vida a la búsqueda de la belleza del espíritu más que a la de la carne.
Lectora de los Salmos en la Iglesia de la Resurrección durante los primeros años del Siglo Sexto, Santa María era una muy bella mujer, física y espiritualmente.
También era muy perspicaz en lo que a los hombres se refiere. Con el pleno conocimiento de que su belleza podría ser causa de tentación para ellos dejó la gran ciudad y huyó hacia el desierto de Souza, alrededor del año 505 de Nuestro Señor. Ahí vivió por más de 18 años en una dieta que consistía en sólo frijoles y agua.
Caminaba día tras día por los alrededores de una colina asolada por los vientos, la arena y la maleza espinosa. A pesar de ello nunca se quejó de este rígido y austero estilo de vida, sino que por el contrario continuó dando gracias a Dios Todopoderoso por permitirle alabarlo continuamente de esta manera ascética.
Santa María de Palestina. 29 de Septiembre. |
Para el tiempo en que Santa María murió, alrededor del año 520, ya era una figura legendaria a través de toda Tierra Santa. Una vez que varios de los discípulos de San Ciriaco se enteraron de su muerte, peregrinos del desierto ellos mismos, recuperaron su cuerpo y le dieron un reverente y digno entierro en uno de los lugares favoritos que ella usaba para retirarse en el desierto.
Cuán bien nos enseña Santa María de Palestina la manera de evitar todo tipo de orgullo referido a la belleza física. Conocedora de que el cuerpo se deteriora muy pronto –junto con nuestros encantos físicos- dedicó su vida a la búsqueda de la belleza del espíritu más que a la de la carne.
Apolitiquio tono plagal del 4º
Oh Madre, en ti la imagen fue preservada con exactitud; por
haber tomado tú cruz seguiste a Cristo, y con tus acciones nos enseñaste a
pasar por alto la carne, ya que esta pasa, y atender a nuestra alma, ya que es
inmortal. Por eso, Oh santa Madre María, tu espíritu se regocija con los Ángeles.
Condaquio tono plagal del 4º
Oh santa Madre María, por el amor de Dios rechazaste la
necesidad de descansar. Por el ayuno hiciste que tu alma brille y venciste
completamente a tus impulsos. A través de ellos tú destruiste las trampas del
enemigo.
Fuente: Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury; iconandlight.wordpress.com