jueves, 4 de julio de 2024

San Andrés el “Jerusalenita”, Obispo de Creta (+721)

Versos:
"Por la muerte tus labores encontraron una gran corona, Pastor de Creta que elaboraste el Gran Canon".
En el cuarto, el gran sacrificado Andrés fue detenido por su destino.

Pasó los primeros siete años de su existencia en silencio. Había sido mudo desde su nacimiento y parecía que quedaban pocas esperanzas de que en algún momento pudiera hablar. Sus padres, profundamente preocupados, lo habían llevado de un doctor a otro pero sin ningún resultado. Finalmente perdieron la esperanza de que pudiera recuperarse y trataron de aceptar su desventaja ya que no podía ser curado.
Pero entonces sucedió una cosa maravillosa... y pasó en un momento maravilloso.
 
 
 










Cuando el joven Andrés recibió la Santa Comunión en la Iglesia Cristiana de Damasco –la ciudad de su nacimiento y en la cual se educó- su voz fue restaurada completamente. Muy pronto ya estaba hablando, cantando y riendo como cualquier otro niño de su edad. Posteriormente, como un maravilloso reverso de su infortunio inicial, Andrés llegaría a ser un habilidoso orador, alrededor del 650, quien usó sus poderosas habilidades oratorias para vencer a uno de los más grandes y peligrosos herejes en la historia de la Santa Iglesia. También llegaría a ser un dotado compositor de himnos y crearía el Gran Canon, uno de los más amados y consumados cantos utilizados para la veneración en toda la Cristiandad.
 
 











Hijo de dos piadosos Cristianos, Jorge y Gregoria de Damasco, Andrés demostró ser un estudiante brillante. A la edad de 14 años ya había demostrado un curioso intelecto y una gran autodisciplina. También se había determinado a unirse a una comunidad monástica y comenzar una vida ascética dedicada a la oración y a la devoción al Dios Todopoderoso. Al final viajó a la gran ciudad de Jerusalén, alrededor del 665 y entró al gran monasterio de San Sabas el Santificado, el cual era reconocido como el hogar de numerosos conocidos monjes y Padres del desierto quienes eran maestros en la autodisciplina y humildad que se requería para esta ardorosa vida de fe.
Una vez más este joven varón demostró un gran dominio de sus facultades mentales y espirituales... hasta el punto que el gran Patriarca de Jerusalén estuvo complacido en nombrarlo como su secretario personal. (Posteriormente sería conocido como el “Jerusalenita” en señal de respeto por sus muchos años de servicio a la Iglesia en la Ciudad Santa.) 
 











San Andrés pasaría un gran número de años en el agotador estudio de la doctrina Ortodoxa de la Iglesia y cuando apareció la herejía Monotelista lanzando a la Iglesia a un gran desorden, él se encontraba preparado de una manera privilegiada para ayudar a vencer este falso credo. Los defensores de esta creencia tremendamente peligrosa insistían que Jesús era enteramente Divino y no poseía ningún atributo mortal. Pero Andrés y algunos de los más inteligentes hombres de la Iglesia sabían bastante bien, ayudados por la gracia de Dios, y entendían que Cristo era “consustancial” con ambas naturalezas, humana y divina, aunque separadas y distintas.
 
 











Mientras el debate sobre la herejía llegaba al punto de ebullición los Padres de la Iglesia decidieron, en un acto desesperado, convocar a un gran concilio que determinaría de una vez por todas el resultado correcto de esta disputa. Realizado en Constantinopla en el año 680, esta inmensa convocatoria fue conocida como el Sexto Concilio y jugaría un rol de gran importancia determinando la dirección futura de la Santa Iglesia.
Debido a que al gran Patriarca de Jerusalén le fue imposible atender en persona envió a su secretario y Archidiácono –el humilde e inmensamente docto Andrés de Damasco– en su reemplazo. Realizado bajo el gobierno del emperador Constantino IV (El Barbudo, 668-685), el turbulento sínodo se vio electrizado ante las habilidades oratorias y diestro razonamiento de un pensador que alguna vez había sido un mudo indefenso.
 











Desde el principio hasta el final, la labor de Andrés en este Concilio decisivo parece haber estado inspirada divinamente. Una y otra vez, cuando las diferencias de opinión e ideas personales amenazaban con arrojar los procedimientos a la confusión y al desorden, Andrés daba un paso adelante trayendo a las partes enfrentadas y logrando armonía y entendimiento ahí donde había conflicto y resentimiento. Para el final del sínodo el Archidiácono de Jerusalén había ayudado a vencer a los Monotelitas –al tiempo que se había posicionado como líder espiritual entre los Santos Padres, quienes darían forma al futuro de la Santa Iglesia.
Posteriormente, luego de regresar a la Ciudad Santa y haber servido por un extendido período de tiempo en Constantinopla, el fiel Andrés -a la edad de 51 años- sería nombrado Obispo de Creta y pasaría muchos años apoyando y ayudando a su rebaño para superar al largo grupo de paganos adoradores de ídolos, que por muchos años habían dominado los corazones y las mentes de la población de esta isla griega.











Hizo muchos milagros en los cuales sanó a los enfermos gracias al poder del Señor Dios. Su liderazgo también fue instrumental en varias ocasiones para repeler a las hordas de sarracenos atacantes (invasores de Arabia) quienes en ese momento estaban asesinando cristianos en muchas regiones de Tierra Santa.
Leal y fiel hasta el final el Obispo Andrés hizo todo lo que pudo para ayudar a la Iglesia durante ese tumultuoso período en la historia del Medio Oriente. Pero su más grande don para los fieles serían los muchos libros de instrucciones, himnos y canones que escribió. Uno de los más conmovedores de esos trabajos maravillosos fue su "Gran Canon a la Que dio a luz a Dios", que aún se lee el Jueves del Primer Domingo de la Cuaresma. Este Canon está lleno de veneración por la Theotokos, la Venerable Madre de Dios y Siempre Virgen María.










 
 
De muchos modos la muerte de San Andrés parece tan milagrosa y misteriosa –como la Primera Santa Comunión con la que comenzó su vida. Viajando por barco desde Constantinopla hacia su diócesis en Creta, San Andrés recibió una visión del Altísimo e informó tranquilamente a sus compañeros que estaba a punto de morir. Con la esperanza de que pudiera recibir tratamiento médico los operadores de la embarcación llevaron el barco a la isla de Mitilene donde, según la mayoría de historiadores de ese período, expiró en el año 721. Dejó compuestos más de 100 canones y troparios junto con una vida dedicada al fiel servicio de Dios Todopoderoso.
 
La vida de este valiente obispo y pensador subraya, por encima de todo, el gran valor del servicio a Dios. San Andrés nunca dudó en su determinación por proteger la fe verdadera y nunca perdió su compromiso apasionado para proclamar el Evangelio a través de sus melodiosos himnos y canones. Porque Su siervo había sido tan fiel, Dios cantó a través de la voz de Andrés, quien alguna vez había sido mudo.
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
Condenar nuestros pecados, perdonar los de los demás
 
Por San Andrés de Creta
 
 
Todos debemos buscar dos cosas: condenar nuestros pecados y perdonar los pecados de los demás. Porque quien ve sus propios pecados, se vuelve más indulgente con los demás. Y quien condena a los demás se condena y se declara culpable a sí mismo, aunque tenga muchas virtudes. Verdaderamente es una gran cosa, hermanos míos, no condenar a los demás sino condenarnos a nosotros mismos.

 
 
 
 
 
 
 





Apolitiquio tono 4º (MODELO: Ταχύ προκατάλαβε” [Tají prokatálabe], “Se adelantó rápidamente”)
 
Ἀπολυτίκιον. Ἦχος δ΄. Ταχύ προκατάλαβε. 
 
Σοφία διέπρεψας, καί ἀρετῶν τῶ φωτί, καί Κρήτης γεγένησαι, ἀρχιερεύς εὐκλεής, Ἀνδρέα Πατήρ ἡμῶν, ὅθεν ἐν Ἐρεσῶ δέ, κοιμηθείς Ἱεράρχα, ταύτην καθαγιάζεις,τῶ ἁγίω σου σκήνει, αἰτούμενος τοῖς πᾶσιν, εἰρήνην καί θεῖον ἔλεος.
 
 
 
 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ’.
 
Κανόνα πίστεως, καὶ εἰκόνα πραότητος, ἐγκρατείας διδάσκαλον, ἀνέδειξε σε τῇ ποίμνῃ σου, ἡ τῶν πραγμάτων ἀλήθεια· διὰ τοῦτο ἐκτήσω τῇ ταπεινώσει τὰ ὑψηλά, τῇ πτωχείᾳ τὰ πλούσια. Πάτερ Ἱεράρχα Ἀνδρέα, πρέσβευε Χριστῷ τῷ θεῷ, σωθῆναι τὰς ψυχὰς ἡμῶν.
 
Apolitiquio tono 4º

La verdad de las cosas, como regla de fe, te fueron reveladas para tu rebaño; ícono de mansedumbre y maestro de serenidad; por esta razón, has conseguido las alturas de la humildad, la riqueza por la pobreza. Oh Hierarca y Padre Andrés, intercede ante Cristo Dios para que se salven nuestras almas.

 
 
 





 
Apolitiquio tono plagal del 1º (MODELO: "Τν συνάναρχον Λόγον", [Ton sinánarjon Lógon], “Al Logos coeterno")
 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος πλ. α'. Τόν συνάναρχον Λόγον. 
 
Τοῦ Δαβίδ τήν κινύραν Πάτερ μιμούμενος, ἐν Ἐκκλησία Ὁσίων προσάδεις ἄσμα καινόν, ὡς σοφός ὑφηγητής τοῦ θείου Πνεύματος, σύ γάρ ἐβρόντησας ἡμῖν, τάς τῆς χάριτος ὠδάς, καί λόγον δικαιοσύνης, Ἀνδρέα Πατέρων κλέος, πρός σωτηρίαν τῶν ψυχῶν ἡμῶν. 
 
Apolytikion en Plagal del primer tono

Como el profeta David, cantaste un cántico nuevo, en la asamblea de los justos. Como iniciado del Espíritu Santo, clamaste tus himnos de gracia y la palabra de justicia para nuestra salvación, oh Andrés, gloria de los padres. 
 

 
 
Κοντάκιον Ἦχος β’. Τὰ ἄνω ζητῶν.
 
Σαλπίσας τρανῶς, τὰ θεῖα μελωδήματα, ἐδείχθης φωστήρ, τῷ κόσμῳ τηλαυγέστατος, τῷ φωτί λαμπόμενος, τῆς Τριάδος Ἀνδρέα Ὅσιε· ὅθεν πάντες βοῶμέν σοι, Μὴ παύσῃ πρεσβεύων ὑπὲρ πάντων ἡμῶν.

Condaquio tono 2º

Mientras las trompetas entonaban canciones de Dios con claridad, tú probaste ser un rayo de claridad para todo el mundo, Oh justo Andrés, quien brillaste con la luz de la Trinidad. Dondequiera que estamos te pedimos: No dejes de interceder ante el Maestro por todos nosotros.
 
 





Fuentes consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.*saint.gr *synaxarion.gr *iglesiaortodoxaserbiasca.org *orthodoxmadrid.com

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