Versos:
"En Emaús, una vez me impidieron ver. Lucas ahora dice: -Te veo claramente ahora, oh Cristo-".
El día dieciocho, Lucas llegó al final de su vida.
Uno de los más hábiles pensadores en la historia de la Cristiandad, fue un médico y muy estimado filósofo – así como un habilidoso artista cuyos iconos representando a la Theotokos (la Madre de Dios) y a los Apóstoles Pedro y Pablo, llegarían a ser portentosas obras de arte religioso. Pero todos estos dones palidecen en comparación con lo que vendría a ser su más grande logro: escribir el Evangelio que seguiría a los de Mateo y Marcos y que lleva el nombre de Lucas.
"En Emaús, una vez me impidieron ver. Lucas ahora dice: -Te veo claramente ahora, oh Cristo-".
El día dieciocho, Lucas llegó al final de su vida.
Uno de los más hábiles pensadores en la historia de la Cristiandad, fue un médico y muy estimado filósofo – así como un habilidoso artista cuyos iconos representando a la Theotokos (la Madre de Dios) y a los Apóstoles Pedro y Pablo, llegarían a ser portentosas obras de arte religioso. Pero todos estos dones palidecen en comparación con lo que vendría a ser su más grande logro: escribir el Evangelio que seguiría a los de Mateo y Marcos y que lleva el nombre de Lucas.
El Santo Apóstol y Evangelista, Lucas, fue uno de Los
Setenta Apóstoles de Cristo y estuvo destinado a jugar un papel de mayor
importancia en los años inmediatamente posteriores a la Crucifixión y
Resurrección del Santo Redentor.
El Evangelista Lucas no era hebreo, sino heleno (griego). Fue
uno de los colaboradores más cercanos y queridos por el Apóstol Pablo, y
también compañero suyo de viaje.
Nacido pagano en Siria de Antioquía, San Lucas pronto llegó a
ser un experto en las artes médicas griegas así como en la filosofía griega.
Sin embargo, al enterarse de los milagros que estaban sucediendo a lo largo de
toda Palestina con la llegada del Santo Salvador, viajó a Jerusalén en donde
muy pronto se convirtió a las enseñanzas de la Santa Iglesia que estaban
creciendo por todo lugar.
San Lucas, el Santo Apóstol y Evangelista, frente al "célebre Teófilo”, a quien se lo dirige |
Sin embargo la conversión de San Lucas fue todo, menos
“intelectual”. Para él la fe en el Evangelio brotó directamente del contacto
con el Señor mientras pasaba sus días observando a Jesús predicar, sanar a los
enfermos y expulsar demonios a lo largo de la tierra de Palestina. Luego de la
Resurrección, San Lucas fue premiado con un don especial: Se le permitió
caminar en el camino hacia Emaús (junto con San Cleofás) al lado de su Señor y
Salvador recién resucitado.
No pasó mucho tiempo después de este bendito acontecimiento
para que San Lucas fuese enviado hacia Antioquía en donde trabajaría muy cerca
con San Pablo en la edificación de la nueva Iglesia. Los dos hombres se
hicieron inseparables y su profunda amistad sería una de las notas más
esperanzadoras señalada por los Apóstoles durante los primeros años que
siguieron a la muerte de Jesucristo en la Cruz de la Salvación. Fue con Pablo a
varios de sus trayectos, como por ejemplo en su segundo viaje de Troada a
Filipos, su tercer viaje de Filipos a Jerusalén, así como de Cesarea hasta
Roma.
Icono con las escenas de la vida del Evangelista Lucas |
También estuvo junto al Apóstol Pablo tanto durante su
primero como su segundo encarcelamiento, según el cual, como se relata en la
segunda Epístola a Timoteo (4,11), estaba él sólo junto con el Apóstol.
Justamente debido a esta razón Lucas fue entrañable a Pablo, y además como
médico bajo toda posibilidad, ofreció sus servicios médicos al Apóstol.
Posteriormente –luego del famoso martirio de Pablo- Lucas
pasaría muchos años predicando en distintos países. Incansable y nunca desesperanzado
lograría cientos de conversiones en Dalmacia, Galia, Macedonia, Libia, Egipto y
como refiere San Gregorio Nacianceno, fue también a Acaya, donde escribió su
Evangelio.
Pero enseñar y escribir no fueron sus únicas ocupaciones; de
alguna manera se dio tiempo para pintar (iconografiar) tres incomparables íconos de María, la
Madre de Dios – y también algunos otros que muestran la fisonomía de los Santos
Pedro y Pablo. Etéreo y misterioso –y realista al mismo tiempo- estas
inimitables obras de arte le han ganado a San Lucas el título de “El Padre de
la iconografía Cristiana.”
El poder de los iconos de San Lucas posiblemente sea mejor
apreciado a través de la respuesta que provocaron en la misma Bienaventurada
Virgen, quien luego de observar uno de ellos, compuso rápidamente una oración
familiar: “Que la gracia de El y su Misericordia, Quien ha nacido de Mí, estén
con estos iconos.”
San Lucas dibujando uno de los iconos de la Santísima Madre de Dios |
Lucas fue un pensador y un escritor –pero esas habilidades
abstractas no le librarían de sufrir el mismo destino que sufrieron muchos de
los primeros Cristianos: el Martirio. En su caso, el final llegó cuando fue
colgado del cuello por una soga que pendía de un árbol de olivo en la ciudad de
Boethia en Tebas, a la edad avanzada de 84 años. Sabiendo cuán valiosas podrían
ser sus reliquias para sanar a los enfermos y realizar otros milagros, el
Emperador Constancio las extrajo y las preservó en Constantinopla.
Descrito por San Pablo como "Lucas, el médico querido" (Col 4,
14), este compasivo Apóstol, célibe de por vida, utilizó su destreza especial
para escribir logrando uno de los más grandiosos documentos en la historia de
la Cristiandad, el Evangelio de San Lucas. Escrito en griego y dedicado al
"célebre Teófilo”, es ubicado antes del encarcelamiento de Pablo y de la
escritura de los "Hechos de los Apóstoles"; se cree que se llevó a cabo en Roma durante el primer
encarcelamiento del Apóstol, alrededor del año 62 d.C. Existían sin embargo
otros que afirmaban que el Evangelio se escribió después de la caída de
Jerusalén. No obstante a opinión predominante es que la escritura del tercer
Evangelio tuvo lugar antes del 70 d.C.
Entierro de San Lucas, Menologio de Basilio II. |
Esto fue un logro enorme, pero San Lucas difícilmente haría
una pausa en sus labores antes de sentarse y escribir otro libro inmensamente
importante del Nuevo Testamento: Los Hechos de los Apóstoles.
Uno de los más grandes dones de este supremamente apasionado
evangelista fue el de vislumbrar en su Evangelio la idea de “la Salvación para
todos” como el propósito definitivo de la Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Es especialmente a San Lucas a quien debemos agradecer la articulación del
concepto de la “Buena Nueva” de la Cristiandad por dibujar con una marcada
claridad la noción de que la tarea realizada por el Hijo de Dios fue, antes que
nada, gozosa – ya que de esa manera significaba que cumplía con la voluntad de
su Amado Padre. Escrito dos años después de finalizado el Evangelio, el Libro
de los Hechos de los Apóstoles de San Lucas, es también una parte esencial del
Nuevo Testamento puesto que muestra las acciones tomadas por los Apóstoles en
los días inmediatamente posteriores a la Resurrección de Cristo. El Libro
cuenta la poderosa historia del Concilio de los Apóstoles en Jerusalén el año
51 –una reunión de crucial importancia en la cual se reconoció por primera vez
la demarcación entre el Cristianismo y el Judaísmo.
Monasterio de la Gran Cueva ("Mega Spilaion") en Kalavryta del Peloponeso, Grecia |
Simeón el Traductor dice que desde Roma Lucas viajó a
Occidente, cruzó Libia y llegó a Egipto. Allí fue consagrado Obispo en la
región de Tebaida, donde más tarde murió. Otros escritores y padres de la
Iglesia dicen que murió en Tebas de Beocia (San Máximo Margunio), mientras que
San Gregorio el Teólogo argumenta que fue martirizado. San Isidoro de Sevilla
escribe que murió a la edad de 74 años y San Nicéforo Cálistos, a los 80 años.
Una tradición muy antigua muestra a San Lucas como iconógrafo.
Hizo el conocido retrato de la Santísima Madre de Dios y Siempre Virgen María. Esta tradición se basa en himnos
de la Iglesia Ortodoxa. El Evangelista Lucas tenía una gran educación helénica
y era conocedor del momento histórico de su época.
Su obra, el "Evangelio" y los "Hechos de los
Apóstoles", presentan una facilidad en el uso de la helenística común y
constituyen uno de los primeros acontecimientos del cristianismo.
Pero la vida de este amado y carismático mártir fue
bellísima a cada instante, tanto como las páginas de prosa exquisita que
escribió. A pesar de su inmensa educación y su amplio conocimiento en muchas materias, el Santo Apóstol y Evangelista Lucas aceptó humildemente
su papel como uno más de los miles de mártires que dieron todo lo que poseían
para proclamar la Buena Nueva de la Salvación a través de la Muerte y
Resurrección de Jesucristo.
Milagroso Icono Sagrado de "Panayía Spiliótissa" |
Haciendo eso, San Lucas nos enseñó el verdadero significado
del amoroso consejo que Jesús les dejó a cuantos lo seguían: Ser salvado
significa “tomar tu Cruz” y seguir los pasos del Santo Redentor. Él desarrolló poderosamente ese tema en el
bien conocido pasaje:
"Si alguno viene donde mí y no aborrece a su padre, a su madre,
a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida,
no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no
puede ser discípulo mío. Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una
torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para
acabarla?
No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo
terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: -Este
comenzó a edificar y no pudo terminar. O ¿qué rey, que sale a enfrentarse
contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al
paso del que viene contra él con 20.000? Y si no, cuando está todavía lejos,
envía una embajada para pedir condiciones de paz. Pues, de igual manera,
cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser
discípulo mío." (Lucas 14, 25-33).
Según los historiadores bizantinos y el documento sellado imperial ("bula de oro") expedido al Monasterio de la Gran Cueva ("Mega Spileon") en Kalavryta del Peloponeso en Grecia, el Apóstol Lucas escribió su Evangelio en esta cueva quince años después de la Ascensión de Cristo. Muchos creen que el Teófilo a quien se dirige el Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles fue el gobernador de esta región de Acaya. Aquí también el apóstol Lucas celebró la Divina Liturgia en un altar de piedra y dejó una imagen de la Madre de Dios y siempre Virgen María que hizo de cera, masilla y otras sustancias.
Este icono Sagrado fue descubierto aquí por revelación divina en el siglo IV por una joven pastora llamada Eufrosina de Galata y dos hermanos de Tesalónica llamados Simeón y Teodoro establecieron allí un monasterio. Aunque el monasterio fue arrasado por el fuego cuatro veces (en 840, en 1400, en 1640 y en 1934) el Icono Sagrado siempre se salvó.
El Monasterio de hoy, que es una impresionante estructura de ocho pisos, es admirable y contiene muchas reliquias sagradas, entre las cuales se encuentra el milagroso Icono Sagrado de "Panayía Spiliótissa", que fue creado por el Santo Apóstol Lucas el Evangelista. El Santo Apóstol, junto con el Monasterio Sagrado y el Icono Sagrado, se celebran juntos anualmente el 18 de octubre.
Evangelio Según San Lucas
El Evangelista Lucas es escritor no sólo del tercer Evangelio, sino también de los Hechos de los Apóstoles. Además según la tradición el mismo predicó la religión cristiana en Dalmacia y en Galia, y como hace referencia San Gregorio Nacianceno, fue también a Acaya, donde escribió su Evangelio.
El tiempo en que escribió el tercer Evangelio, el cual dirigió al "excelentísimo Teófilo", fue ubicado por algunos antes del encarcelamiento de Pablo, y esto es porque la escritura de Los Hechos, la cual tuvo lugar después del Evangelio, se considera que tuvo lugar en Roma durante el primer encarcelamiento del Apóstol; es decir alrededor del 62 d.C. Existían también sin embargo los que defendían que el Evangelio fue escrito tras la invasión de Jerusalén. La opinión que prevalece sin embargo es la de que la escritura del tercer Evangelio tuvo lugar antes del año 70 d.C.
La vida del Evangelista Lucas, por San Sofronio de Jerusalén
Lucas, médico de Antioquía, conocía la cultura griega, como lo demuestran sus escritos. Fue compañero del apóstol Pablo y lo siguió en todos sus viajes a tierras extranjeras. Lucas escribió el Evangelio al que Pablo mismo se refiere cuando dice: "Y hemos enviado con él al hermano, cuya alabanza está en el Evangelio por todas las iglesias" (II Cor. 8:18). Y en su carta a los Colosenses dice: "Os saluda Lucas, el médico amado" (Col. 4:14). Y a Timoteo le dice: "Sólo Lucas está conmigo" (II Timoteo 4:11).
Lucas escribió otro excelente libro titulado Los Hechos de los Apóstoles, una historia que termina con la estadía de dos años de Pablo en Roma, es decir, en el cuarto año del reinado de Nerón. Esto nos lleva a creer que Los Hechos de los Apóstoles fue escrito en Roma. La historia del viaje de Pablo y Tecla, y todas las demás fábulas, como el bautismo del león, no deben contarse entre las Escrituras canónicas. Porque no es posible que el que era inseparable del Apóstol no supiera de este acto entre todos sus otros actos. Tertuliano también menciona a cierto anciano en Asia en ese momento, un compañero del apóstol Pablo, quien, cuando se comprobó en presencia de Juan que él era el autor de este libro, confesó que lo había escrito por amor a Pablo.
Algunos dicen que por eso Lucas no se menciona a sí mismo como autor. Siempre que Pablo dice en sus propias epístolas, "según mi Evangelio" (Rom. 2:16, etc.), está claro que se refiere al Evangelio escrito por Lucas. Pero Lucas aprendió el Evangelio no solo del apóstol Pablo, quien no estaba con el Señor en el cuerpo en ese momento, sino también de los otros apóstoles. Él mismo lo afirma claramente al comienzo de su obra, diciendo, incluso cuando nos las transmitieron quienes desde el principio fueron testigos presenciales. Por tanto, escribió el Evangelio tal como lo había oído. Pero escribió Los Hechos basándose en lo que él mismo había experimentado. Las reliquias de Lucas fueron tomadas y llevadas a Constantinopla, junto con las reliquias del apóstol Andrés, en el vigésimo año del reinado de Constancio.
Libro de "Los Hechos de los Apóstoles"
Los Hechos de los Apóstoles es el libro en el cual se hace referencia a gran parte de lo que hicieron los santos Apóstoles para la fundación y la extensión de la Iglesia. Los Hechos no es la historia de la obra de todos los Apóstoles. Simplemente se refiere, en líneas generales, a la acción de los principales Apóstoles, Pedro y Pablo, especialmente del segundo.
Escritor de los Hechos de los Apóstoles es el evangelista Lucas. Y como en el Evangelio, "el primer logos (motivo, palabra, razón)" como lo llama, lo escribió como favor de un personaje célebre, Teófilo, por esto le llama "aristócrata" Teófilo, así como también el libro de los Hechos lo escribió para este personaje.
El Evangelio narra la vida, la muerte y la resurrección del Señor. Los Hechos de los Apóstoles, narra cómo se fundó la Iglesia en el día de Pentecostés en Jerusalén y cómo a continuación se extendió a Palestina y a las otras ciudades idólatras, hasta Roma.
Los Hechos de los Apóstoles se escribieron después del Evangelio, probablemente antes del año 70 d.C., porque no se habla en ellos de la muerte por martirio de los dos principales Apóstoles Pedro y Pablo, lo cual sucedió en el año 64 d.C.
San Lucas Evangelista como modelo para nuestras vidas
Por el Protopresbítero p. Yiorgos Papavarnavas
El evangelista Lucas, "el médico amado", como lo llama el apóstol Pablo, es el autor del Evangelio según Lucas y de los Hechos de los Apóstoles. Nativo de Antioquía de Siria, perteneció al coro de los Setenta Apóstoles de Cristo. Fue un colaborador cercano del Apóstol Pablo y lo acompañó en sus viajes en Troas, Filipos, de Filipos a Jerusalén y de Cesarea a Roma. También estuvo con él las dos veces que estuvo preso. En efecto, durante su segundo encarcelamiento, el apóstol Pablo escribe en su segunda epístola a Timoteo que "sólo Lucas está conmigo".
El evangelista Lucas predicó el Evangelio en Dalmacia, Francia e Italia. También en Beocia y en Acaya, donde compuso, según San Gregorio el Teólogo, el Evangelio según Lucas. Según la tradición, fue pintor y representó a la Theotokos. Tuvo un final agónico, como ciertamente todos los Apóstoles. Sólo el evangelista Juan “se perfeccionó en la paz”, y esto sucedió porque experimentó el martirio “junto a la Cruz de Jesús”. La reliquia de San Lucas fue trasladada a la Sagrada Iglesia de los Santos Apóstoles en Constantinopla en el año 357 d.C.
Su vida y época nos dan la oportunidad de enfatizar lo siguiente:
Primero, que alguien sirva a una persona de poder y gloria es muy natural según la lógica del mundo y lo justifican en que por la molestia y el trabajo dado, les espera una recompensa. Pero que alguien se esfuerce y se moleste por servir a alguien que no tiene poder mundano y por lo tanto no espera cosechar algo, y lo más importante permanece cerca de esa persona durante las pruebas y tentaciones, esto excede la lógica humana caída, pero también resalta la majestuosidad de amor desinteresado. Porque todo lo que no está de acuerdo con la lógica humana caída no es necesariamente irracional, pero también puede ser súper racional, como lo es con el amor verdadero y desinteresado. El verdadero amor no es solo un sentimiento, sino un sacrificio y una cruz.
En segundo lugar, en el capítulo 24 del Evangelio de Lucas, el evangelista Lucas se refiere a un evento de un encuentro que tuvo con Cristo resucitado, tres días después de su sepultura. Mientras caminaba por el camino a Emaús con el Apóstol Cleofás y discutiendo tristemente en el camino todo lo sucedido durante los tres días anteriores, el Señor resucitado se les acercó y caminó junto a ellos.
Primero, que alguien sirva a una persona de poder y gloria es muy natural según la lógica del mundo y lo justifican en que por la molestia y el trabajo dado, les espera una recompensa. Pero que alguien se esfuerce y se moleste por servir a alguien que no tiene poder mundano y por lo tanto no espera cosechar algo, y lo más importante permanece cerca de esa persona durante las pruebas y tentaciones, esto excede la lógica humana caída, pero también resalta la majestuosidad de amor desinteresado. Porque todo lo que no está de acuerdo con la lógica humana caída no es necesariamente irracional, pero también puede ser súper racional, como lo es con el amor verdadero y desinteresado. El verdadero amor no es solo un sentimiento, sino un sacrificio y una cruz.
En segundo lugar, en el capítulo 24 del Evangelio de Lucas, el evangelista Lucas se refiere a un evento de un encuentro que tuvo con Cristo resucitado, tres días después de su sepultura. Mientras caminaba por el camino a Emaús con el Apóstol Cleofás y discutiendo tristemente en el camino todo lo sucedido durante los tres días anteriores, el Señor resucitado se les acercó y caminó junto a ellos.
Son bien conocidos los hechos que siguieron, cómo les interpretó los hechos que sucedieron según las Escrituras, como Su Pasión y Resurrección, y esto hizo que sus corazones ardieran dentro de ellos. Pero ellos no reconocieron quién era Él. Esto sucedió más tarde durante "la fracción del pan". Es decir, cuando bendijo el pan, lo transformó en Su Cuerpo y se lo ofreció como alimento. De hecho, lo reconocieron, más bien Cristo "se les dio a conocer", revelándose a ellos durante la Divina Liturgia. Y aunque al mismo tiempo desapareció, sus corazones ardían dentro de ellos como antes, y estaban llenos de alegría. Por eso partieron inmediatamente y volvieron a Jerusalén, para anunciar el gozoso acontecimiento de la resurrección de Cristo a sus once discípulos.
Los corazones inflamados de amor por Cristo tienen la capacidad, en las condiciones adecuadas, de conocerlo en la Divina Liturgia, en "la fracción del pan". No se trata de un saber emocional o psicológico, sino existencial y ontológico. San Teofilacto, Arzobispo de Bulgaria, dice que todos los que reciben el Cuerpo y la Sangre de Cristo, por supuesto en las condiciones adecuadas, los ojos de su alma se abren y lo reconocen, porque la carne del Señor tiene un gran poder e invita a un gran alegría. "Aquellos que reciben el pan bendito, sus ojos se abren para reconocerlo. La carne del Señor tiene un poder grande e inefable... Los dos discípulos se regocijaron, de modo que se levantaron y regresaron a Jerusalén".
Los corazones inflamados de amor por Cristo tienen la capacidad, en las condiciones adecuadas, de conocerlo en la Divina Liturgia, en "la fracción del pan". No se trata de un saber emocional o psicológico, sino existencial y ontológico. San Teofilacto, Arzobispo de Bulgaria, dice que todos los que reciben el Cuerpo y la Sangre de Cristo, por supuesto en las condiciones adecuadas, los ojos de su alma se abren y lo reconocen, porque la carne del Señor tiene un gran poder e invita a un gran alegría. "Aquellos que reciben el pan bendito, sus ojos se abren para reconocerlo. La carne del Señor tiene un poder grande e inefable... Los dos discípulos se regocijaron, de modo que se levantaron y regresaron a Jerusalén".
Vimos arriba, durante el encuentro de Cristo con sus dos discípulos mientras caminaban "hacia Emaús", que la interpretación de las Divinas Escrituras precedió a la Divina Comunión. Exactamente lo mismo se repite durante cada Divina Liturgia. A la lectura e interpretación de los pasajes apostólicos y evangélicos le sigue la consagración de los Honorables Dones y la Divina Comunión. Y la lectura va precedida de una oración, que el sacerdote lee en silencio, pidiendo a Dios que brille en su corazón su Luz divina y que le abra la mente para que comprenda la Lectura, para que pueda interpretarla y transmitirla al pueblo de una manera manera comprensible y especialmente ortodoxa. Pide también a Dios que implante en su alma el temor divino, para que pueda pisotear los deseos carnales y vivir una vida espiritual, que es difícil y sin la Gracia de Dios es imposible.
Ministrar a "nuestro prójimo", a toda persona sin discriminación, y en particular a los simples y despreciados y "los más pequeños", sin egoísmo, es un rasgo de carácter de los santos, que conocen existencialmente el Amor, es decir, el Dios uno y trino, pero en una proporción similar con todos los que se esfuerzan por lograr su santificación personal.
Ministrar a "nuestro prójimo", a toda persona sin discriminación, y en particular a los simples y despreciados y "los más pequeños", sin egoísmo, es un rasgo de carácter de los santos, que conocen existencialmente el Amor, es decir, el Dios uno y trino, pero en una proporción similar con todos los que se esfuerzan por lograr su santificación personal.
Ἀπολυτίκιον Ἦχος γ’. (Κατέβασμα)
Ἀπόστολε Ἅγιε, καὶ Εὐαγγελιστὰ Λουκᾶ, πρέσβευε τῷ ἐλεήμονι Θεῷ, ἵνα πταισμάτων ἄφεσιν, παράσχῃ ταῖς ψυχαῖς ἡμῶν.
Apolitiquio tono 3º
Έτερον Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ’. Ταχὺ προκατάλαβε. (Κατέβασμα)
Ἀκέστωρ σοφώτατος, Ἱερομύστα Λουκᾶ, ζωγράφος πανάριστος, τῆς Θεοτόκου Μητρός, ἐδείχθης Ἀπόστολε, ἔγραψας μάκαρ, λόγους, διὰ πνεύματος θείου, ἔδωκας ἐννοῆσαι, συγκατάβασιν ἄκραν, Χριστοῦ τῆς παρουσίας, διὸ πρέσβευε σωθήναι ἠμᾶς.
Ἀκέστωρ σοφώτατος, Ἱερομύστα Λουκᾶ, ζωγράφος πανάριστος, τῆς Θεοτόκου Μητρός, ἐδείχθης Ἀπόστολε, ἔγραψας μάκαρ, λόγους, διὰ πνεύματος θείου, ἔδωκας ἐννοῆσαι, συγκατάβασιν ἄκραν, Χριστοῦ τῆς παρουσίας, διὸ πρέσβευε σωθήναι ἠμᾶς.
Alabemos con cánticos sagrados al Santo y alabadísimo Apóstol Lucas. Un médico que sana las dolencias de la gente, cura los dolores de nuestra naturaleza y las llagas de las almas. Narrador de los Hechos de los Apóstoles y brillante escritor del Evangelio, el siempre ruega por nuestras almas
Condaquio tono 2º
Alabamos al divino Lucas, la estrella de la Iglesia, heraldo de la piedad y proclamador de misterios; para quien solo conoce los secretos de los corazones, el Logos, lo eligió con Pablo, como maestro de las naciones.
Κοντάκιον Ἦχος δ’. Ἐπεφάνης σήμερον.
Μαθητὴς γεvόμενος τοῦ Θεοῦ Λόγου, σὺν τῷ Παύλῳ ἅπασαν, ἐφωταγώγησας τὴv γῆν, καὶ τὴν ἀχλὺν ἀπεδίωξας, τὸ θεῖον γράψας, Χριστοῦ Εὐαγγέλιον.
Condaquio tono 4º
Tú y Pablo hicieron brillar su luz sobre el mundo entero ya
que fuiste un discípulo genuino de la Palabra de Dios. Alejaste las tinieblas
al haber escrito el divino Evangelio de Cristo Dios.
Megalinario
Oh Lucas, disertador de Dios, bendita es tu mano derecha, porque con ella se registraron dos escritos sagrados de la palabra de Dios para nosotros, los fieles, junto con el icono augusto de la Madre de Dios.
Fuentes consultadas: * EL NUEVO TESTAMENTO, con breve interpretación de Panayiotis N. Trempélas,(Η ΚΑΙΝΉ ΔΙΑΘΉΚΗ με σύντομη ερμηνεία Παν. Ν. Τρεμπέλα). * Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury. * johnsanidopoulos. com, oikohouse.wordpress.com (fotografía) * youtube.com *monastiria.gr